viernes, 1 de julio de 2011

Rockanroles sin destino.

Ese estruendo casi divino cuando se quiebran todos los sentido por un Rock and Roll fue el que jugó todo el tiempo en mi mente como abogado y liberó para siempre esta ciega razón de vivir, de tratar de lograr ser la revancha de todos aquellos que la pelearon a un lado, de cerca o muy lejos y no pudieron reir sin llorar.






*Ni una bengala ni un Rock and roll, a esos pibes los mató la corrupción. (No necesito que sea 30/12 para acordarme de los 192 ni de los que están. Luchando sin atajos los invisibles)

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